// Aprendices. Aristides Cifuentes. Crónicas de ciudad. Evocaciones
Aprendices
Aristides Cifuentes García
Nodo Virgilio Barco
Crónicas barriales – Espacios creativos
Biblored
Éramos muy unidos con los primos Olivera. Los admirábamos por su disciplina, por su orden, por su puntualidad. Sacaban siempre los primeros puestos de aquel remoto curso de 6º de bachillerato hace ya más de 50 años. Arturo era alto, muy delgado para el buen apetito que siempre demostró; su tez morena siempre lo identificaba con ser oriundo de algún pueblo de tierra caliente, como caliente era también la sangre que le corría por sus venas la cual lo inclinaba mucho a buscar alivios carnales de adolescente en vías de experimentación.
Era soñador Arturo. Soñaba con una sociedad más justa, más igualitaria, sin niños abandonados a su propia hambre, como los que con frecuencia se encontraba en las gélidas calles del centro de la ciudad, en las madrugadas de páramo que experimentaban con su primo a la salida del café de turno, en donde libaban sin medida rones y aguardientes. Arturo experimentaba como propia la desnudez extrema del gamín bogotano, ese personaje infantil de la vieja capital, tan rico en sus jubilosas ocurrencias y tan pobre en sus andrajos milenarios. Arturo se volvió nihilista y sabíamos con qué ansiedad precaria devoraba artículos de revistas y panfletos en los cuales se trataban los temas desgarradores de enfermedades y abandono en que se hallaba gran parte de la población. Y chocaba con el primo Enrique. Muchas veces fuimos testigos de sus violentos desencuentros verbales. La reivindicación de los desposeídos de este mundo era el ideal que perseguía Arturo, quien repetía frases aprendidas de los pensadores socialistas de la época, como Camus quien decía que “uno no puede ponerse del lado de quienes hacen historia sino al servicio de quienes la padecen”.
Le esperaba un camino arduo a nuestro pensador Arturo y tendría que sufrir el rechazo de quienes se oponían a quienes se atrevieran a reclamar justicia para los desposeídos y los hambrientos. Exigir libertad y respeto para la persona siempre ha sido campo propicio para los francotiradores satisfechos. Comenzando por su primo Enrique, quien tenía una vida material acomodada, libre de sobresaltos económicos gracias a la generosa mesada que puntualmente le llegaba de un padre sobreprotector y rico hacendado, asentado en una próspera región ganadera del país. Ni en su mente ni en su corazón había cabida para albergar sentimientos de conmiseración por los menesteres de los desamparados que por doquier pululaban y malvivían.
Sus caprichos personales eran su prioridad. Pero como la vida lamentablemente se hace en borrador, ambos pagarían muy caro las lecciones de aprendices de brujo que les reservaba el destino. Compartían visiones opuestas de la vida, de la sociedad, de los valores, del sufrimiento humano. Arturo sufría por ver tan lejos e irrealizables sus ideales, por su falta de recursos económicos, por su baja autoestima. Enrique sufría por considerarse fuera de lugar en una sociedad que no apreciaba lo suficiente su inteligencia, sus capacidades para las matemáticas, para la lingüística, por su concepto del buen vivir. En lo único que coincidían era en la urgencia de satisfacer sus necesidades eróticas, y soñaban a dúo durante sus encuentros en bares y cafés donde trasegaban copiosamente con el alcohol. Comentaban sobre la forma de lograr a plenitud el goce físico, el placer:
—Y tú que tienes plata Enrique, ¿por qué no inventas algo?
—¿Como qué?
—Como salir de la pensión que habitas y alquilar un apartamentico de soltero para
llevar viejas.
—Acuérdese primo que los únicos que tienen apartamento de soltero son los casados. Pero tengo una idea mejor.
—¿Cuál?
—Alquilar una habitación en un hotelito del centro los días sábados y pagarle a una
muchacha el día para que me atienda en mis urgencias del cuerpo.
—¿Y yo qué, primo? Acuérdate que yo no tengo el dinero necesario para sufragar el
costo que implica satisfacer esas necesidades.
—Bueno, déjalo en mis manos. ¡Mesera, otra media por favor!
El padre de Enrique, viendo a su hijo con tantos aires de suficiencia, le decía que era bueno que tuviera grandes sueños, siempre que no le diera por ponerlos en práctica. No le hizo caso nunca e hizo lo que había soñado con el primo huérfano de dinero, pero no de necesidades terrenales.
—¿Y cómo nos turnamos, primo?
—Contraté a la chica de diez a cinco todos los sábados. Yo estaré con ella en la habitación del hotel hasta las tres. Tú llegas puntual y estás con ella hasta las cinco. Ya está palabreada.
Para los primos su vida de ahí en adelante fue como la de dos ciegos perdidos en un bosque. Vivían en un desorden muy artesanal. Aquel sexo, al que tan fácil fue llegar, se iba llenando de pesadumbre, de peligros insospechados. Al alcohol le fueron mezclando droga, a la droga el compromiso con los proveedores, la esclavizante adicción, la locura. En sus crisis recurrentes se le oía decir a Arturo que ahora su vida no era más que una expresión del vacío, de lo infecundo, de lo yerto.
Una lluviosa mañana de lunes festivo, después de forzar la puerta de la habitación del hotel en la cual se acoplaban sabatinamente los primos, hallaron sus cadáveres debidamente dispuestos debajo de las gastadas y grasientas almohadas de la lencería. Daba la impresión de que sus muertes hubiesen sido muy bien sincronizadas por expertos homicidas. Había señales de despojo, residuos de droga. Seguramente descubrieron -próximos a morir- que no habían vivido, sólo soñado.
Sus compañeros de antaño quedamos no solo muy impresionados por tan trágica desaparición de los compañeros y amigos, sino también muy afectados -por el resto de nuestros días- al comprobar que, después de tanto tiempo del crimen, haya quedado en completa impunidad.

Tabla de Contenido
| Características
- Título
-
Aprendices. Aristides Cifuentes. Crónicas de ciudad. Evocaciones
- Creador
-
Cifuentes, Arístides
- Tema
-
CrónicasEscritura creativa
- Descripción
-
Crónica de Arístides Cifuentes, participante de las Crónicas Barriales de BibloRed 2017 en el Nodo Virgilio Barco.
- Publicador
-
Red Distrital de Bibliotecas Públicas. BibloRed (Bogotá)
- Formato
-
TEXTO
- Identificador
-
ISBN:
- Idioma
-
spa
- Cobertura espacial
-
Bogotá (Colombia)
- Derechos de acceso
-
Acceso abierto
- Fecha
-
2017
- Texto
-
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- Colección
- Patrimonio y memoria
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-
Cifuentes, Arístides
- Tema
-
CrónicasEscritura creativa
- Descripción
-
Crónica de Arístides Cifuentes, participante de las Crónicas Barriales de BibloRed 2017 en el Nodo Virgilio Barco.
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-
Red Distrital de Bibliotecas Públicas. BibloRed (Bogotá)
- Formato
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TEXTO
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ISBN:
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Acceso abierto
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-
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-
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